El sector europeo de los fabricantes de tableros considera que la producción de energía eléctrica con biomasa procedente de madera resta materia prima para otros fines que deberían prevalecer, al fomentar el reciclado y la reutilización. Estos planteamientos los suscribe en España la Asociación Nacional de Fabricantes de Tableros (Anfta), quien también respalda un paro del sector el 29 de octubre.
Anfta corrobora punto por punto las causas y motivos que han llevado a la Federación Europea del Tablero (EPF, en sus siglas en inglés) a convocar el paro del próximo 29 de octubre, incluida la denuncia del “riesgo medioambiental y social que supone el uso directo de madera para la producción de electricidad”. Para apuntalar dicha denuncia esgrimen dos estudios de organismos de Naciones Unidas que confirman el progresivo uso de madera para producir energía eléctrica.
Uno de ellos es de la United Nations Economic Commission for Europe (Forest Products Annual Market Review, 2009-2010), que cifra en un 22,4% el total de madera que se destina a producir energía (100 millones de m3), mientras que el resto (346 millones de m3) se utiliza como materia prima industrial. Del segundo, elaborado conjuntamente por la FAO y la Universidad de Hamburgo, extraen la siguiente conclusión: “si se mantiene el ritmo de crecimiento en torno al 20% actual del uso de la madera para la producción de electricidad, en el plazo de 10 años se produciría un déficit de madera en Europa de 400 millones de m3 al año”.
Las primas como efecto negativo para los tableros
El primero de los estudios señala a las primas y beneficios fiscales que tiene la bioenergía como alteradores del mercado, y Anfta lo suscribe. Según su secretaria, Genoveva Canals, “las primas que reciben las empresas energéticas hace que les resulte muy rentable utilizar madera (catalogada como biomasa) para quemar. La paradoja es que para luchar contra el cambio climático se está bonificando la madera igual que el resto de biomasa como fuente de energía alternativa y los efectos son los contrarios a los deseados. Nosotros defendemos el uso de la biomasa para producir energía, pero garantizando el principio de jerarquía, racionalizando el uso de la madera: usarla y reciclarla sucesivamente, y sólo quemarla como último recurso.»
Desde la Asociación Española de Gestores de Biomasas de Maderas Recuperadas (Aserma) no ven la situación de la misma manera. Sheila Rodríguez del Moral, secretaria general, ha declarado a Energías Renovablesque “en España existe una demanda para un mix de aplicaciones, no hay un mercado prioritario energético”. Por otro lado, considera que “en todos los procesos de la cadena de transformación de madera se pueden aprovechar una parte de la biomasa, la cual es utilizada para aprovechamientos térmicos o termoeléctricos, generando sinergias operativas y económicas que favorecen su máxima valorización”.
La industria del tablero produce bioenergía
Tanto Anfta como EPF mantienen su postura, que además la harán aún más visible el 29 de octubre, fecha para la que han convocado un paro sectorial en la Unión Europea. «Es un acto simbólico dentro de una campaña de concienciación que hemos iniciado para intentar detener este desastre», sostiene Genoveva Canals. Ladislaus Döry, presidente de EPF, insistió, durante una conferencia titulada La madera como biomasa sólida: ¿el nuevo desastre biocombustible?, que “los sistemas de ayudas nacionales para la producción de electricidad a partir de madera están minando al sector del tablero en Europa. La industria se ve obligada a importar más madera, a competir en un mercado distinto, juega con desventaja y puede perder. Además del medio ambiente, están en riesgo 2,4 millones de puestos de trabajo”. «Si queremos luchar contra el cambio climático, usemos la madera, no la quememos», remata Döry.
Según la propia nota de prensa de Anfta, su sector también consume madera para producir energía renovable: “se utiliza prioritariamente biomasa residual, es decir, aquellos restos de madera que no tiene otro uso posible; de esta manera se racionaliza su uso: usarla y reciclarla sucesivamente, y sólo quemarla como último recurso”. Concluyen que “si los residuos forestales van directamente a las plantas de producción de energía se malgasta el ciclo de carbono de la madera”.